Las abejas: Nuestros grandes aliados
Las abejas llevan con nosotros mucho tiempo, pero en los últimos años debido al avance de la industrialización o al uso de pesticidas y a sus diversas variantes, las abejas están en peligro.
El Mundo de las Abejas
Es común pensar que la única misión de las abejas es hacer miel. Es decir, un grupo de abejas que viven en una colmena, con una reina, zánganos y obreras que vuelan de flor en flor recolectando polen, haciendo miel y, de vez en cuando, picando a alguien con su doloroso aguijón. Sin embargo este tipo de abejas representan solo una pequeña parte de la población apícola.
De hecho, existen más de 20,000 especies de abejas, más del 85% de las cuales son solitarias y no viven en colmenas.
Las abejas son mucho más que un pequeño insecto, tienen una función fundamental en los ecosistemas del planeta; se trata de la polinización. Ellas son las encargadas de polinizar vegetales en parcelas cercanas a las colmenas, para que después otros polinizadores, como los pájaros, murciélagos u otras especies transporten el polen que recogen a esas flores para poder fertilizar las plantas.
Las abejas son las primeras en la cadena de polinización y que el proceso de germinación de las semillas y el crecimiento de los frutos puedan llevarse a cabo, depende de ellas.
Y no solo, durante siglos, las abejas han beneficiado a las plantas, a las personas y al mundo, contribuyendo a la seguridad alimentaria y a la nutrición.
Las abejas mejoran nuestra dieta
Gracias a la polinización antes mencionada, contamos con la producción de frutas, algunas hortalizas, semillas, frutos secos y hasta aceites. La mayoría de los alimentos que dependen de la polinización son altos en nutrientes y los necesitamos.
Terminar con la vida de estos polinizadores nos traería consecuencias nutricionales como poca diversidad de alimentos y como consecuencia tendríamos carencia de nutrientes afectando la calidad alimentaria de la población.
¿Qué está pasando con la población de las abejas?
¿Las abejas están desapareciendo? En el caso de las abejas que producen miel, el panorama general indica que no. Las colonias de abejas melíferas gestionadas han aumentado, de hecho, en un 65% a nivel mundial desde 1961.
Pero para las abejas silvestres la situación es más complicada: distintas abejas silvestres tienen características biológicas y necesidades muy diferentes, lo que complica la evaluación de su desarrollo en general. Sin embargo es una realidad que ciertos grupos de especies de abejas silvestres en regiones específicas están disminuyendo.
Tanto las abejas silvestres como las abejas melíferas siguen enfrentándose a varios desafíos:
- Plagas y enfermedades
- Factores genéticos: Las abejas que dan miel han sido cultivadas en las últimas décadas, seleccionadas por cualidades deseables, como menor agresión y mayores tasas de producción de miel. Esto ha reducido su diversidad genética lo que las ha hecho más vulnerables y parásitos y enfermedades y ha debilitado a las abejas reina.
- Falta de nutrición y hábitat: Los paisajes modernos no cuentan con las flores que las abejas necesitan ni con las plantas entre las que las abejas silvestres buscan alimento y los hábitats en los que anidan.
- Condiciones climáticas adversas: Las condiciones climáticas desfavorables, como las primaveras demasiado frías, pueden interrumpir la recolección de néctar y polen, lo que daña a la colonia de las abejas melíferas y a sus crías.
- Prácticas agronómicas: El mal uso de los pesticidas también afecta a las abejas.
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